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domingo, 30 de septiembre de 2012

Leipzig O EL PARIS CHIQUITO.



Leipzig O EL PARIS CHIQUITO.

 Una cierta vez cuando estaba la ciudad repleta de tilos, Goethe buscó un lugar para cantar sus odas sentimentales a su amor tan lejano . 
Si bien terminó casándose con  Christine Vulpis, quien le dio un hijo.  Era una especie de supletorio de su Liz. Él mismo  aparece en el Fausto  sin literalidad.
Sobre todo se lo puede reconocer por estar  fatigado de la vida y decepcionado de la ciencia.
 La búsqueda de la eterna juventud, la relación con su amada, y su triste destino hace pensar que  el diablo, fue el que guió la mano de  Goethe, y lo convocó  a  a escribir.
La gente culta piensa que es a la inversa.

Amalia Lateano

9 comentarios:

Julie Sopetrán dijo...

Yo pienso como tú, Amalia. Una buena reflexión. Y la ciudad estaba repleta de tilos en su soledad... Es el destino quien decide amiga mía. Luego, la gente interpreta. Un beso.

Amalia Lateano dijo...

Un gran abrazo agradecido por la lectura y tu amable comentario.
Saludos
Amalia

Narci M. Ventanas dijo...

En realidad no importa mucho quien convocó a quien, lo que nos quedará por siempre son sus obras, su pensamiento y su espíritu romántico que tanto nos ha inspirado a todos en alguna ocasión.

Besos

Amalia Lateano dijo...

SI...Narci... Y ESA SOMBRA DE NOSTALGIA DE SU ETERNO AMOR... Me emocionó ver esa faceta. Su sumision a pesar de su genialidad.
Un besito agradecido

Amalia

Anónimo dijo...

Creo que el hombre propone y el "destino" dispone, de eso estoy convencida, tanto...como que las mayores y mejores obras poéticas han sido, són y serán escritas por quien tan intensamente ama y (o) sufre un amor imposible toda su vida.
He revisado tus letras y sigo, he estado ausente mes y medio, pero no me olvido de tí, tus letras son maravillosas.
Un abrazo.
Ambar

Amalia Lateano dijo...

Gracias mi querida y admirada amiga AMBAR
por tu grata visita a mis versos, para dejar en ellos
la cálida huella de tus halagadoras palabras.SIEMPRE ES EL AMOR...

Un beso
Amalia

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Buena reflexión sobre la vida de un hombre tan polifacético.
No queda bien reflejado en su biografía que Liz fuese su gran amor, parece ser que huyó de ella, como de su propia profesión de abogado.Puede que se cansara de saber tanto de todo, que incluso ya por ser y saber más se hiciese masón y que expresara su convicción que «quien bien ama a Dios, no debe exigir que Dios le ame a él».
Como investigador científico, es de esperar que estuviese satisfecho por descubrir el hueso intermaxilar; eso no es una decepción sino un estímulo más en su vida. En definitiva , una mente privilegiada que supo dominar letras, conceptos, estilos. Un orgullo para el pueblo alemán y la historia.
No sé, cabe muchas opiniones, la mía es una más.
Gracias.
Con ternura
Sor.Cecilia

Amalia Lateano dijo...

Eres muy amable comentarndo mi post.
La humildad de una vida merece muchas veces nuetsra comprensión.
Un beso
Amalia

Amalia Lateano dijo...

Sor Cecilia;
cuánto me alegra verte por mis letras y con ese excelente comentario que, viniendo de un experto como tú, verdaderamente me llena de entusiasmo.

Besitos
Amalia