¿Qué dulce tú eres muerte solapada!
De algunos ritmos tienes los arpegios
sin cambiar entre manos sortilegios,
como si casi nada es la mirada.
¿Tienes idea más triste mi amada?
Son de la noche oscura privilegios
guardados, en los claustros de colegios.
Inocencia por pura, atrapada .
Vi en la puerta extremar sus rigideces
buscando a su pefil tocar tu cuna...
Te escuché no decir que era lo mío.
He pedido a mi Dios que no te fueses...
Codicia con el aire se importuna
si todo esto te suena un desvarío.
Amalia Lateano
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