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lunes, 14 de enero de 2008

LA OSCURIDAD



LA OSCURIDAD
CUENTODe Amalia Lateano

Así hablaban los principales diarios del país sobre la Ciudad de Rojas:

v “Mantiénese sobre la Ciudad de Rojas la situación de intranquilidad pública. Llegó el Juez del Crimen de San Nicolás para investigar los sucesos del jueves. Telegramas al Presidente y al Gobernador”.

LA PRENSA (1940)

v “A pesar de la escasez de alimentos sigue con toda firmeza el paro en Rojas”.

CRITICA (1940)

v “Se suspenderá la venta de alimentos en Rojas. La ciudad está a oscuras. Se produjeron nuevos incidentes...”

LA VANGUARDIA
( 1940)


Pero sí, amigo, alguna vez habrá oído hablar del Benjamín Flamel. Era ese tipo medio brujo que vivía al lado del barcito de don Cosme... ¡Claro!...No, a lo mejor... no lo oyó nombrar nunca... Han pasado tantos años... más de...
Por otra parte, ¿ quién quiere recordar a Benjamín Flamel?...
Eso es, como le iba diciendo, el tipo apareció una tarde en “ la Galerita”, el colectivo del tano De Gulielmo, y se arrimó al barcito preguntando por el Dr. Muruzábal, único abogado del pueblo. Me acuerdo que lo miramos con sorna. En aquellos tiempos no se usaban esos moditos raros en los hombres... ¿ Ud. me entiende, no?...
Bueno, el propio Dr. No aguantaba la risa apoyado en el estaño cuando le preguntó qué deseaba...
Entre nosotros, le confieso que las bromas y las risas se fueron apagando cuando dijo ser el heredero de doña Paulina Baños.
Por respeto, ¿ sabe?...Doña Paulina había sido la benefactora de cuanta obra de bien se emprendía en el pueblo.
Le digo esto para que entienda por qué desde ese momento lo aceptamos sin reparos, Como a un vecino más. Hasta venía al bar y se juntaba con los otros amigos. Sí. Siempre callado.
Lo que le voy a contar lo tenía medio olvidado: pero Ud. me pide una historia de Rojas y... me acordé de Benjamín Flamel...
El tiempo fluye de distinta manera para nosotros... los de antes...
Nosotros vivimos de recuerdos, de fantasmas, de sombras...
En ese entonces yo era un mozo distinguido y elegante y no, este viejo charlatán y borracho que Ud. ve ahora...
Habíamos formado con algunos vecinos la Junta Vecinal que tenía como objetivo luchar contra el “trust” eléctrico para imponer una auténtica Cooperativa.
Entre las medidas principales propusimos una huelga de consumidores de luz. Hecho que se cumplió por propia voluntad de los vecinos, por consenso unánime, como se dice ahora.
Sepa que cuando caía el sol todos los comercios bajaban las persianas. Las casas de familia se alumbraban a queroseno o con velas. Fue una total huelga de oscuridad...
Claro que había algunos casos aislados. Como el de Benjamín Flamel.
Como le dije, vivía al lado del bar de don Cosme y, desde la primera noche, se destacó su casa por estar profusamente iluminada.
Parecía estar encendida.
Para que me entiéndale voy a explicar. Alrededor de la medianoche se iluminaba una ventana, y luego otra, y otra, y otra más, tanto de la planta baja como del primer piso, donde estaban los dormitorios.
Resplandecía entre las sombras brillando con un halo de irrealidad y lejanía, como si flotara en una niebla ígnea que desdibujaba con sus destellos los contornos de la casa.
Mire mocito, durante el tiempo que vivió Flamel allí, las puertas y todas las ventanas permanecieron cerradas. Incluso las persianas.
Y noche a noche se repetía el suceso. Nadie le dio importancia al principio pero cuando se organizó la huelga la cosa cambió.
Si hasta lo acusamos de oficialista y le apedreamos la casa.
Recuerdo que fue el 22 de febrero, salimos en manifestación desde el club Progreso alrededor de las tres de la madrugada, con el propósito de barrer con los focos de la Avenida de Mayo, la principal, munidos con toda clase de proyectiles, cuando a Muruzábal se le ocurrió darle una lección al insoportable puto de Flamel. Hasta allí fuimos gritando contra los dirigentes y sus secuaces.
Nos ubicamos en distintas posiciones, para abarcar todo el frente de la casona.
Y a una orden de Muruzábal la emprendimos contra las ventanas alumbradas, insultándolo al dueño y provocándolo para que saliera... si era hombre...
Como el tipo no daba la cara ni amenguaba la iluminación decidimos echar la puerta abajo y romperle el alma.
Y eso hicimos, muchacho. La puerta cedió a los empellones y pudimos entrar. Yo estaba a la izquierda de la columna. Entre los primeros.
Encontramos a Flamel en lo que sería el comedor, vestido de riguroso negro y con una camisa que parecía brillar. Parado frente a la mesa.
Fue verlo y sentir un frío de los mil demonios, punzante, como si de pronto se hubiesen abierto todas las ventanas y fuera invierno.
En ese preciso instante oímos un chillido, y una risa abominable y Flamel echó a correr por un largo pasillo que daba al patio del fondo. A medida que se alejaba la casa se iba oscureciendo. En un momento pensé en correr para alcanzarlo pero las piernas no me respondieron.
Todo se había trastocado.
Estábamos sumergidos en un pozo de sombra. En un antiguo cenote, húmedo y profundo.
Algunos encendieron las linternas. Todo fue inútil. No lo encontramos.Nos había tomado el pelo. Se había escapado. ¡Se había burlado de todos nosotros!.
Nos reunimos en el bar para tomar una ginebra y otros un coñac. Estábamos profundamente indignados.
Entonces no sé a quien se le ocurrió la idea, y planeamos vengarnos del payaso de Flamel.
Me toco a mí subir al techo del bar, y de ahí saltar a la casona del loco, llevaba los guantes y las tijeras para cortarle los cables de la electricidad.
Pero fue en vano.
Nunca había hecho la conexión.


AMALIA LATEANO
HECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY 11723

1 comentario:

Unknown dijo...

Es cierto que la oscuridad es esquiva, mistica y extremadamente aterradora. Yo aprendi a amarla, porque se sueña en la oscuridad y solo soñando me escapo de la realidad.