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martes, 30 de septiembre de 2025

Hoy tengo para tu sombra...

 Qué importa si los suspiros
quedan presos del péndulo,
hoy tengo para tu alma
flores de jardín célico,
arenas de mil desiertos
y un corazón sin templo.
No soy dios ni soy demonio,
soy hombre, carne y recuerdo,
más defectos que virtudes,
y letras contra el silencio.
Te concedo que me pienses,
concédeme tú el misterio
de un sueño que se pose
como brisa en tu aliento,
y me deje caminar
entre ruinas y estruendo,
sin perder la luz del alma
ni el amor que llevo dentro.
Que no me vuelva de piedra
ante el llanto de los cuerpos
de niños que ya no juegan
porque la guerra fue su juego.
Qué importa si los relojes
se alzan como muros fieros,
hoy tengo para tu sombra
luces del cielo eterno,
y eclipses que en la penumbra
dibujan tu rostro tierno.
Te concedo que me pienses,
concédeme tú el deseo
de un sueño que rompa el tiempo
y acorte el cruel sendero,
que no borre mi dolor
pero duerma en mi pecho
la esperanza de la paz
y el temblor de tus secretos.
Hoy tengo para tu oído
la mezcla de voz y verbo,
déjame engendrar tu esencia
en la lluvia y su reflejo,
aunque luego la mañana
se escape por los espejos
y el adiós congele el beso
que no dimos por entero.
Pintemos con dos sonrisas
la sangre de un clavel nuevo,
y el perfume de una rosa
que florezca en nuestro encuentro. -

Amalia Lateano 

viernes, 26 de septiembre de 2025

¡Por qué escribo?


 Tal vez escribo para que el viento
no se lleve lo que fue verdad,
para que el eco de un momento
vuelva a latir en la eternidad.


Escribo para que lo vivido
no se disuelva sin dejar señal,
para que el alma tenga abrigo
cuando el silencio quiera hablar.


O quizás escribo por entender,
por darle orden al desorden fiel,
por mirar adentro sin temer
y hallar lo no dicho en un papel.


También puede ser que escribo
para que otros puedan ver su piel
reflejada en las heridas vivas,
como un puente hecho de miel.


Y a veces, simplemente, escribo
porque no se puede no escribir,
porque hay algo que pulsa y que insiste,
como un río que no sabe mentir.


No pregunta si debe fluir,
no espera permiso para existir,
solo corre, canta, se desviste…
y en las letras vuelve a latir.- 

 Amalia Lateano 

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sábado, 20 de septiembre de 2025

¡Por qué el alma escribe?


Tal vez escribe para que el viento
no se lleve lo que fue verdad,
para que el eco de un momento
vuelva a latir en la eternidad.


Escribe para que lo vivido
no se disuelva sin dejar señal,
para que el alma tenga abrigo
cuando el silencio quiera hablar.


O quizás escribe por entender,
por darle orden al desorden fiel,
por mirar adentro sin temer
y hallar lo no dicho en un papel.


También puede ser que escribe
para que otros puedan ver su piel
reflejada en las heridas vivas,
como un puente hecho de miel.


Y a veces, simplemente, escribe
porque no se puede no escribir,
porque hay algo que pulsa y que insiste,
como un río que no sabe mentir.


No pregunta si debe fluir,
no espera permiso para existir,
solo corre, canta, se desviste…
y en las letras vuelve a latir.- 

 Amalia Lateano

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miércoles, 3 de septiembre de 2025

La Inocemcia es un jardín secreto.

La inocencia no grita,

susurra en la voz del viento,

se esconde en la curva de una risa

que aún no ha aprendido el peso del tiempo.

Es un jardín sin cercas,

donde florecen preguntas sin miedo,

y los relojes se duermen

bajo la sombra tibia de los sueños.

Camina descalza sobre la tierra,

con los ojos llenos de asombro,

como si cada hoja fuera un milagro

y cada gesto, un poema sin nombre.

No sabe de máscaras ni de pactos,

ni del arte de fingir verdades.

Su mundo es claro como el agua

que no ha sido tocada por la sed.

Pero el mundo, con sus manos de humo,

va cerrando puertas,

va enseñando que no todo lo que brilla

es refugio.

Y sin embargo,

en algún rincón del pecho,

donde la memoria canta bajito,

la inocencia aún respira.-
 
Amalia Lateano
 
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