Un proyectil entra en la recámara...
y otro, y otro y otro ….
Aceitada y precisa.
La luz del farol
perfora el rostro de la tenue
claridad de niña que tiene el alba.
En el segundo implacable del instante
cuando se repite el suceso
en todos los cuartos en tinieblas,
con los postigos cerrados
y en ventanas sin vidrios.
Dos hombres junto a la mesa juegan a las cartas.
Y empinan el trago insulso del vino
Y gritan como marionetas y se insultan.
Repetida la escena sin proscenio ni telón.
Sin telón en la oscuridad del amanecer.
Dos hombres se besan... No saben si se verán mañana
La misma en todos los cuartos.
La orden será cumplida. Pero ésa es otra historia.
Otro acto que los llevará a otro escenario
donde podrán escupir las balas...
Amalia Lateano
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