Los jóvenes con música divierten
si el violín, con su magia, por la tarde
marcara retumbante tras la puerta,
aquel dulce momento de acordar.
Un instante... Entusiasmo que se olvida
si es nuestro se sabrá no bien callado
al guardar el secreto en crucigramas
con voces extranjeras, que elogié.
Música que acompaña la perpetua
lisonja de vivir en balanceo.
Requiebro de existir entre tus ojos...
Siempre un cielo. Una voz que descreí
Siempre algún beso y otro que ahogué
Ay Dios! y el mal recuerdo conocido.
Amalia Lateano
@ Registrado
No hay comentarios:
Publicar un comentario