Amor, de pies tan
tibios
que se mueven inquietos
entre la noche y las luciérnagas
buscando el
Este para encontrase con los míos.
Es un
abrazo de piel con piel
que te llevan al Norte
de mis besos…
Al encuentro con la
arena y los caracoles,
con los sutiles hilos
del viento
que devanea entre la
penumbra
del alumbramiento
por las caricias que
recibo
sin más demora que un
instante
de desasosiego.
Quisiera que la vida
nos premiara
de nuevo.
Tener un hijo tuyo…
Y no el espanto que
acarrea
el recuerdo.
La noche ha cerrado las
persianas.
Busco tu calor entre la
inocencia
de mi angustia.
Has logrado que se
derrumbaran las columnas
y me incline sin más
pasión
que escribir unos
versos.
AMALIA LATEANO
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